Cuando se trabaja alrededor de la cultura de una compañía, usualmente se comienza por definir la visión, misión y valores, y se espera que de alguna manera estos aspectos engloben el propósito y lo que idealmente quieren ser. Sin embargo, hoy al encontrarnos en un momento donde muchos procesos, políticas y objetivos se han renovado o cambiado, podríamos evidenciar que la cultura va más allá de un constructor de ideas.
¿Qué impacto tienen la misión, visión y valores en el core de las operaciones y la productividad? ¿Bastará que el personal memorice y distinga estas sentencias? ¿Qué pasa al interior de cada área, con cada persona en el día a día? ¿Estás involucrad@ con lo que significa vivir dentro de una cultura organizacional y conoces cuál es tu rol en ella?
La cultura es el ambiente que se vive cada día y se compone de los comportamientos y formas de responder ante diversas situaciones, por eso, las personas edifican la esencia de una compañía y forman su cultura. Comprenderla no solo nos lleva a conocer el cómo y por qué actúa el personal como lo hace, también es una estrategia para retener y mantener el talento e impulsar la productividad en pro del crecimiento del negocio.
“Los empleados ya no se sienten satisfechos definiéndose por el trabajo que realizan o rol que cumplen”- indica la antropóloga Martha Bird. Esto invita a pensar que la fuente laboral no ocupa ya un factor determinante en la vida de muchas personas dado que ha sido uno de los aspectos que más golpes ha sufrido durante la pandemia, y hasta quizás, el más volátil. Es más, según diversas investigaciones del 2021 entre miles de colaboradores y líderes, las personas se han desprendido de su vínculo arraigado al trabajo y reflexionan más sobre sus prioridades, su valor y propósito individual.
Cuando se piensa en la misión, visión y valores de una compañía, se debería entonces considerar qué atributos (anclas e impulsores) pueden evidenciarse en las prácticas diarias, los estilos de liderazgo y en las formas de actuar. De esta manera, cuando se hable de cultura y se involucre a los colaboradores, todas y todos podrían identificarse y vivir estas prácticas sin necesidad de estar constantemente explicando o mercadeando una idea.
Algunas prácticas que pueden hacer visibles los valores y principales atributos que componen la cultura de una empresa son:
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- Promover diversidad por medio de un modelo de gestión de desarrollo que permita un crecimiento uniforme y equitativo, basado en competencias, objetivos y potenciales claros y establecidos.
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- Abrir espacios de retroalimentación constantes, en los que la comunicación sea abierta y honesta, para que de esta manera los colaboradores puedan identificar sus mayores fortalezas y sus aspectos a trabajar.
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- Aclarar las expectativas que se tienen de cada rol, reconociendo el esfuerzo y los resultados.
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- Fomentar la interacción entre las áreas y dentro de las mismas, evaluando y prestando atención constante al trabajo colaborativo y constructivo.
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- Mantener vínculos estrechos, empáticos y solidarios dentro de la compañía para generar un ambiente agradable y confiable para todos.
En un contexto de modalidad híbrida o remota, los comportamientos y la convivencia de los colaboradores, pueden ser más desafiantes de observar y medir. Sin embargo, existen metodologías y herramientas que te permitirán hacer continuos diagnósticos de la evolución y estado de la cultura organizacional, abriendo espacios para escuchar y valorar cómo viven los colaboradores los atributos de tu compañía desde diversas perspectivas.
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